Dos mil años en el agua y con el corazón seco

Después de volver a ver La Pasión de Cristo y en este tiempo de cuaresma es hora de una reflexión.

Una reflexión sobre el catolicismo y sobre el cristianismo.

Fue Cristo sin duda un revolucionario, contrario a la sociedad conservadora de su tiempo, alguien capaz de remover la ortodoxia anquilosada y algo corrompida del judaísmo. De lanzar un mensaje claro y directo de apoyo a los sectores marginados por su pobreza, por sus defectos morales o por cuestiones de tradición.

Jesús usa siempre la comprensión con el débil y llega incluso a utilizar la fusta con los mercaderes en el templo.

El mensaje de Jesús es un mensaje revolucionario, pacifista, igualitarista, solidario y amigo. Un mensaje que no cabe en las estructuras de sociedad ninguna.

Si hoy mirásemos nuestra sociedad tal vez encontrásemos en nosotros mismos los defectos de la sociedad judía en la que apareció Jesús. Hemos tenido siempre por bien merecido el ejemplo sobre la estructura político-religiosa judía porque no la considerabamos compatible, no era la nuestra.

Dicen en el padrino, en un amago de confesión de Al pacino al que supuestamente seria Juan Pablo I que el catolicismo en Europa es como una piedra en un estanque, lleva mil años bajo el agua pero el corazón de la piedra sigue seco.

Hoy levanto mi dedo índice contra mi mismo y me pregunto si es este el camino, si yo estoy lanzando piedras contras las magdalenas de mi doble moral, si yo estoy siendo un fariseo en las primeras filas de mi sinagoga, si yo estoy permitiendo que la casa de Dios sea un comercio, si yo estoy poniendo por delante los dogmas a las personas, si yo puedo abandonar todo y caminar tras Cristo.

Una frase tal vez debería retumbar en nuestros oídos: Es mas difícil que entre un rico en el reino de los cielos que una aguja por el ojo de un camello, pero nada es imposible para Dios.

El mensaje cristiano nos exige pobreza, lo asumen las ordenes pero y los cristianos? no estamos escuchando solo la parte que nos conviene? no estamos negándonos a auxiliar a los enfermos por ser sábado?.

Dos mil años después la comunidad cristiana ha institucionalizado la revolución de Cristo, una revolución espiritual pero que como toda revolución al institucionalizarse puede perder buena parte de su sentido.

Muy atrevido seria por mi parte acusar a nadie de nada en este día, largo habría crecido mi sobervia si creyese que puedo dar lecciones a nadie. Miro en mi propio corazón y puedo sentir que sigo estando seco, que tengo mucho que cambiar y que cada día me cuesta mas. Que en estos días me acuso de ser un convidado de piedra a una representacion, de no poder ser ejemplo vivo de nada, de ser obstáculo tantas veces en lugar de solución.

El horror del sufrimiento humano sigue, la revolución pendiente sigue esperando.

¿Estamos cargando con nuestra pequeña cruz camino de nuestro calvario o estamos blanqueando nuestros marmóreos sepulcros?

Es precisa una renovacion inmensa, la capacidad oriental de renuncia al yo físico, la capacidad de renunciar a la tradición y el orden, la capacidad de amar por encima de todo a cada persona.

Sigo siendo esclavo de mis prejuicios y deseos, cautivo de mis banalidades y comodidades.

Pido perdón ahora a todos los que sufren por cada uno de mis errores.

Hoy me gustaría no saber nada del mundo, no tener ninguna idea y ser solo amor, pero el odio es por desgracia mas fuerte.

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