Del bonete a Carrillo a la cartera de educación

Tener un familiar en un medio afín comienza a convertirse en un mérito bastante importante a la hora de llegar a ser ministro de ZP. Si creímos que el nepotismo del gobierno había llegado a límites de sonrojo con la señora de Roures damos un paso más allá con el hermano de Gabilondo.

No digo que ambos no tengan méritos individuales que avalen su nombramiento, pero mucho hiede semejantes nombramientos, que me perdonen sus méritos, pero destacan más sus parientes.

Mucho se ha hablado de otra representante en el gobierno por el tercio del cine, la señorita Sinde, pero sin duda es el caso gabilondoniano un ejemplo mucho más llamativo.

Los que alguna vez vimos siquiera de refilón la situación de la educación en España sabemos que algo hay que hacer, el qué ya no lo sé. Pero también sabemos cual es la situación de los rectorados y demás órganos de gobierno de los profesores en especial en el ámbito de las humanidades. Grupúsculos cerrados de tendencias política con escaso sentido académico entre puñaladas y disputas sin ningún interés docente. Desde los cargos de dirección universitaria con participaciones irrisorias la cuestión no creo que sea muy diferente, entre sindicatos estudiantiles que juegan a hacer política más que ninguna otra cosa. Lo de los sindicatos de chavales tiene un pase por la edad, la actitud de los ilustres doctores es una desvergüenza sin paliativos.

El gran problema de nuestro sistema universitario es en primer lugar la organización rectora de nuestras universidades, en segundo lugar el bajo nivel de exigencia y después todo lo demás.

Abundan los cargos de responsabilidad docente políticos, haya varios ejemplos y casi todos en mayor o menor medida están afectados por esto.

Uno de los aspectos más mediáticos de este nuevo ministro fue la imposición del honoris causa al señor Carrillo en plena fase de memoria histérica del gobierno socialista, con fiesta en cuchipandi posterior del gobierno y amigotes, con frases tan significativas como la de otro "ilustre rector": "nosotros somos los buenos".

Esa ha sido la función del gobierno en su fase de memoria histérica certificar que uno de los bandos fratricidas de la guerra, con el que se sienten íntimamente unidos era el bueno.

La fase de memoria histérica dio luego lugar a una fase de amnesia histórica en la cual dejaron de acordarse de las atrocidades del pasado y solo se invento un pasado alternativo acorde con los intereses del nuevo modelo de izquierda. El honoris causa al señor Carrillo es un ejemplo de ello.

Así pues para un indocumentado en el asunto como yo, el señor Gabilondo tiene dos graves pecados originales, que lastran o invalidan su idoneidad como ministro. El gran problema es que este nuevo ejecutivo ya no es el de la ceja o el talante, ahora es el de la secta.

Solo están los obedientes y seguros de su obediencia debida y para consumo interno de unas bases entre el desempleo y la retirada no digo que no este bien el ascenso.

Pero este gobierno si cabe, es un gobierno todavía más de parte que el anterior.

Es una pena que no le hayan añadido cultura al señor Gabilondo para reírnos un rato con las medallas y distinciones, de paso que nos ahorrábamos el tercio por el cine de la camisa vieja Sidne, puro franquismo sociológico.