Que vuelva el monstruo de Alba

Normalmente los monstruos existieron en un tiempo remoto y después las madres se inventaron las leyendas sobre ellos para impedir que los buenos muchachos golfeémos demasiado.

Sin embargo en la actualidad sucede algo contrario a la dinámica lógica de la natureleza monstrenca. Existió la leyenda del monstruo de Alba y siglos después se ha convertido en realidad.

Las madres calvinistas de la Holanda post imperial atormentaban a sus hijos con las historias sobre el duque de Alba, las españolas y las matanzas. No os enamoreis de españolas que mirad lo que le paso al pobre Felipe el Hermoso y la que nos cayó después con el monstruo de Alba.

A fuerza de amenazar con el duque de Alba hasta si no se tomaban el zumo de tulipán (que es lo que se desayuna en esas tierras sin Dios) el personal fue perdiendo el miedo al monstruo.

Asi que cuando las madres del país del naranja despidieron a sus hijos en el aeropuerto rumbo de España sus prevenciones sobre el monstruo de alba cayeron en saco roto.

Así fueron montando en la escalinata sus amados hijos desprovistos de la defensa natural que siempre es una buena novia y algunos desafortunados como Huntelar con su cara de paleto despeinado, o Drenthe (que doblaba a depredador en las escenas de riesgo) fueron viniendose al reino del monstruo de Alba sin creer en los viejos cuentos sobre su existencia.

Vinieron a reirse del personal en la villa y corte, encargados uno de abrir una agencia de modelos, otros abrir un bar de copas, otros encargados de abrir una clínica de recuperación perpetua...

Después de celebrar el dos de mayo en un escenario sadomasoquista ante 80 mil almas, que no tuvieron los cojones de revivir la merecida insubordinación popular, merecida para meter brazaletes besuqueados por el ojete de los invasores. Se deberían marcar un viaje de relax a la feria de abril de Sevilla.

Fino va, fino viene, con que maestría se pasarían las cervezas. Cuando apenas tuviesen ya donde agarrarse y las vista se les nublase llegaría el momento de demostrarles como nos las gastamos en España, que además de sacar a cazar gamusinos a los erasmus bocazas, sabemos hacer otras bromas más graciosas todavía.

El caso es que cuando la vista se les nublase una ninfa vestida como las muñecas que han prohibido vender en las ramblas, con sus floripondios y una melena de rubio=platino movería sus caderas abultadas con gracia ante ellos, su piel de suavidad y blancura casí vampírica, su acento disimulado y hablando en sensuales susurros ahogados se entregarían a la pasión en el laberinto de las casetas de la feria.

Cuando despertasen podrían comprobar el horror y la certeza de la leyenda del monstruo de Alba que atrapa jovencitos de vida disoluta y les da un sonoro escarmiento. Sus mejillas caídas, su pelo electrificado, su vestuarío de maniquí de pelí de terror, sus labios de Yola, su prominente frente, su nariz petrificada y su sensualidad rebosante.

Despertar en los brazos de ella sería escarmiento a estos herejes que vienen aquí a reírse a la cuna del imperio que hizo temblar a sus abuelos.

Por supuesto una vez deshonrada la dama exigiría una compensación, un matrimonio, como siempre los mandos y los héroes deberían asumir sus responsabilidades y el capitán del destacamento debería desposar al legendario monstruo. Como esta historia merece un final feliz...

Que boda sería aquella, que híbridos tan tenebrosos podrían surgir de tamaña unión. Toda España en la calle les recibiría con amapolas y risas, el culmen de la fama del héroe de Villaverde.

Una España libre de tercios flamencos, con un héroe popular y militar casado con la más alta nobleza sería una España restaurada.

Sus hijos podrían ser una mezcla arpía y esfinge, vivir en el laberinto de El Escorial y ser utilizados para depurar cobardes.

A pesar de todo yo sigo pensando que Raul debe ser destruido.