Adios Guernica¡

Alguno al leer el título de la entrada pensará que hoy voy a regocijarme en la elección de Lopez y a reirme del adios del capitán Ibarretxe, no es así.

Creo que la situación hacia insostenible otra cosa que la actual, pero no puedo dejar de sentir una terrible pena al ver el último reducto de la España democrática donde la derecha se mantenía invicta profanado por un socialista, que en su primer acto ha destrozado la tradición, el árbol de Guernica y toda su parafernalia adyacente son una tradición preciosa, seguramente porque ha gobernado un partido conservador siempre en ese territorio.

La España de derechas esta desvertebrada con un discurso enfrentado y unas posiciones antagónicas que permiten a la izquierda ser árbitro en casi todas las disputas. Por encima de los territorios deberían estar las personas que los habitan y si esto es lo esencial lo importante debería ser buscar las afinidades naturales en materia ideológica.

La derecha nacional (no solo la españolista) debe reconsiderar sus posiciones y sentarse a hablar, poner las bases de un entendimiento real. El principal escollo para cualquier entendimiento real de las derechas es la cuestión nacional, que parece un asunto cualquier pero no lo es.

Es imprescindible que la derecha periférica encuentre un acomodo dentro del estado, no es asumible una escalada continuada de las exigencias, ni la busqueda sistemática de la diferenciación.

Seguramente el gran error de la transición, entre otros, fue el llamado café para todos; la creación de toda una división estatal de ccaa que solo tenía lógica en dos o a lo sumo tres territorios concretos. Cataluña y la región vasca, al igual que Navarra tienen un carácter diferenciado del resto de España y de haber sido las únicas con un régimen autonómico seguramente se encontrarían satisfechas. No creo que sea bueno para nadie que catalanes o vascos se vayan de la unidad, por motivos históricos, económicos, políticos y sociales.

Pero llegados a este lugar la derecha debería pararse a reflexionar hacia donde vamos; la izquierda lo tiene claro y no tiene problema ninguno con aliarse con partidos abiertamente secesionistas cuando le conviene y le alcanza con la ultra izquierda o con la derecha cuando la necesita. La derecha no debe tener miedo a dar la palabra a la ciudadanía, pero siguiendo los cauces establecidos.

En Italia la derecha tenía un serio problema con la liga norte que sin embargo tras ser integrada en el estado ha abandonado su carácter secesionista o lo ha mitigado de forma muy notable.

La derecha sufre desde principios del siglo pasado del terror secular del España se despedaza heredado del desastre cubano y del miedo a la paz de la primera guerra munial con el desmantelamiento de las naciones.

La unidad de España y de su soberanía nacional son dos conceptos a mi juicio indiscutibles, no creo que las derechas nacionalistas esten realmente interesadas en una ruptura de la unidad, quizás si en la de la soberanía. El PNV, CIU y el PP han sido destronados por una izquierda flexible. Deben reflexionar.

Son muchas las cosas que unene a estas formaciones, pero especialmente el intento desesperado de desideologizarse para ser una suerte de administradores eficientes que les permita arañar las mayorías absolutas en que se han autoarrinconado. Hemos podido ver al PNV aliado de EB o a CIU mendigando el gobierno a ERC.

Es preciso pues articular un discurso sin complejos que gire en torno a la libertad y los valores y configurar un modelo de estado viable y sobre todo estable a medio y largo plazo en el que se sientan cómodos todos.

La derecha nacional debe abandonar un centralismo jacobinista extraño a la tradición derechista y los nacionalistas deben abandonar cualquier pretensión secesionista ajena a los intereses comunes.

Tenemos que crear una España de todos, en la que seamos iguales, pero en la que hay de forma indiscutible regiones con una personalidad mucho más marcada y particular que no pueden ser tratadas como el resto. Porque España fue y es la unión de partes de forma consensuada y contractual.


Hoy en Guernica no es derrotado el PNV y el nacionalismo periférico (en parte si y este cambio era preciso por la posición extravagante de los jetzales en torno al terrorismo y al secesionismo) hoy en Guernica capitula la derecha, en sus luchas intestinas, en sus incomprensiones cede el último bastión donde nunca habia gobernado la izquierda.