El sexo como motor de la destruccion de Europa

Europa como entidad es un concepto antiguo, que no se corresponde con una unidad geográfica, política ni mucho menos racial, Europa es y sobre todo fue una comunión de valores en los que el honor y la libertad individual sobresalían barnizados después por el cristianismo. Europa fue la Grecia ciudadana, y Grecia dejó de ser Europa durante muchos siglos, Europa al fin no es sino una idea que puede habitar en los bosques de lorien o embarcar hacia las tierras imperecederas.

Sin embargo los valores propios de Europa comenzaron a disolverse, no ya en la práctica, sino en el subconsciente, con el proceso industrializador. Los pueblos nórdicos han tardado mucho en formar parte de Europa y lo han hecho siempre de aquella manera, son indudablemente sospechosos, gente pragmática, que no desarrolla su vida alrededor de la plaza sino en dispersas tabernas. Cuando la Europa política perdió su base impulsora mediterránea con la última derrota de Napoleón III el futuro de los valores europeos quedó en serio trance(imprescindible el libro de Luis Racionero "El mediterráneo y los bárbaros del norte").

Los derechos individuales, la unicidad del individuo, la igualdad, la dignidad personal y el honor, la Europa que durante siglos, y pese a las invasiones foráneas, mantuvo firmes sus valores e incluso imbuyó de los mismos a sus conquistadores comenzaba a tambalearse ante un nuevo enemigo, la máquina.

La sociedad ideal mediterranea es la conformada por pequeños propietarios agrarios, ese ideal imposible de una Europa llena de propietarios de parcelas justas para vivir, se desmoronó con el fin del poder político mediterráneo,cuando la extravagancia oriental atrapó a buena parte de los emperadores romanos y sobre todo cuando el germanismo cayó sobre el mediterráneo como una losa dirigente.

No considero que los valores germánicos enriqueciesen la cultura europea, sino que comenzaron su corrupción, pero eso es otro asunto, pese a la desigual lucha de varios siglos la elite germana fue asimilida y engullida en la cultura general y los valores europeos se extendieron incluso por el próximo oriente y el norte de África y cruzaron el Rhin y el Elba y el Danubio.

Sin embargo el poder político mediterráneo tremendamente fraccionado no puedo hacer frente a una nueva invasión, en este caso árabe que avanzó con una velocidad arrolladora extendiendo una profunda sombra sobre el sustrato común.

La capacidad de subsistir de los valores europeos se demuestró también en Grecia y en su muy romántica guerra de la independencia pese a siglos de ocupación de una cultura asiática.

La base de esa fortaleza cultural europea resistía en primer lugar en la fuerza de sus valores, en su idoneidad, en segundo lugar en la transmisión oral a través de la familia, esencialmente de la mujer.

La máquina destruyó la necesidad del hombre, ya no era preciso el artesano, ni pronto el sabio agricultor, solo era preciso el gañan que se encadenase de pie en la cadena en un trabajo de escasa formación, los gremios languidecieron y los elementos de presión del ciudadano desaparecieron, formándose la masa. Una masa pese a todo con firmes valores de cuya lucha fue posible que nuestra sociedad no fuese lo mismo que hoy son sociedad no europeas.

La necesidad de los grupos dominantes ajenos en buena parte a la cultura europea o enemigos incluso de la misma, fue la de destruir la esencia de donde procedía la fuerza de resistencia de nuestra cultura, la familia y màs concretamente la mujer.

Así pues en ambas guerras mundiales desarrolladas en Europa se martilleo con fuerza contra la cultura europea y tras la segunda el poder de Europa no solo había abandonado el Mediterráneo, sino que incluso los límites geográficos del continente. Una Europa destrozada se convirtió en el juguete de dos superpotencias ajenas a los valores tradicionales y enemigos de los mismos que comenzaron su proyecto destructor.

El bloque sovietico atacó directamente a la familia, trató en sus primeros años de dinamitar esa estructura por completo, pero el ataque por ser más frontal y obligatorio fue resistido a tal extremo que hubo de ser retirado, el ataque directo contra la cultura europea había fracasado.

La mano tendida del gigante americano hizo que muchos en la desesperación del miedo forjasen la última gran alianza y entonces con la mano izquierda se clavó el puñal en el corazón de Europa, se enciedieron valores multiculturales, el relativismo y sobre todo el principal frente fue el sexual y de la llamada liberación de la mujer.

Por supuesto la mujer no fue liberada de nada en el experimento socio=cultural, simplemente se eliminó aquellos valores más positivos que la cultura femenina tenía sobre la masculina. Se le dotó de las peores costumbres del hombre y se le aplaudió por ello y por último se ha roto por completo la atalaya cultural con el sexo como puro fin en si mismo, un sexo egoista y brutal, del que ya la mujer forma parte, en el que el resto de la humanidad es ganado, seleccionado por su pura apariencia, un mercado no diferente al que el capitalismo pretende imponer en el trabajo. La última defensa cultural ha caido mientras reímos y festejamos tras un buen polvo, convertidos nosotros mismos en depredadores capitalistas del sexo.

No habrá fuerza moral tras la que defenderse, ahora las barbaridades sexuales cometidas ya por menores demuestran lo destruida que esta nuestra sociedad, aún quedan reservas espirituales del valor europa en diversas familias, arrinconadas y atacadas por nuestra sociedad, que teme que pueden ser germen de repoblación, pero eso ya costaría años, decadas y un poder político implicado en el renacimiento europeo y no en su aniquilación.

Pronto nos arrastraremos contentos cargados de cadenas en la corte de Xerxes a cambio de poder disfrutar del sexo sin limite de la ciudad de Babilonia, animalizados al extremo de trabajar y follar, como las bestias de carga.

Yo sigo pensando que Raul debe ser destruido.