La deuda pública hundió al estado

En este tiempo he escuchado muchas cosas sobre la crisis, desde una y otra trinchera, en busca de culpables, con el entierro del capitalismo de los fantasmas supoervivientes del derrumbe total del socialismo. He escuchado hablar a las ninfas del liberalismo, las del fin de la historia, de la necesidad en tiempos de crisis de liquidar todo derecho social y laboral, de abrir las puertas al industrialismo del siglo XIX cuando todo el mundo tenía trabajo.

Las burradas a mi juicio han sido la mayoria, pero otro día criticaré las del bando que no tiene fuerza para hacer nada y si la tuviera dudo que tuviera huevos.

Hay una cuestión que al margen de toda ideología es inaceptable desde mi punto de vista. En democracia se eligen políticos para cuatro años, sus decisiones deberían tratar de limitarse al periodo de su mandato, las leyes evidentemente pueden ser cambiadas cuatro o 2 años después, pero el deficit público es algo irreversible, gastar ahora más de lo que tenemos es sinonimo de estarnos gastando los ingresos del futuro, con el añadido de los jugosos intereses.

Recurrir a la deuda debe ser una cuestión absolutamente de emergencia y debería estar constitucionalmente restringido y muy regulado,no es nuestro dinero, es el dinero de generaciones futuras, que deberán pagar lo que nosotros disfrutamos y encima con intereses.

Es como comprarse un descapotable a cuenta de los hijos o un duplex en Santi Petri a pagar en vida por los nietos, un lujo inaceptable, una falta de responsabilidad vergonzante.

En la historia de España tenemos muchos ejemplos de lo nocivo que es el uso y abuso de la deuda crónica. La España de los austrias vivió del emprestito como costumbre y necesidad con dramáticas consecuencias, en primer lugar la destrucción del tejido industrial, la ruina del pequeño y mediano ahorrador, la dependencia extrema de grupos de interés y presión externos, la necesidad de vender cargos administrativos y judiciales(incluso militares pues el glorioso Ambrosio Spinola era importante prestamista de la monarquía) y al fin el desbarajuste total. Bien es cierto que la catastrofe que transformó la España innovadora y pujante de los reyes católicos en la España ensimismada y arruinada de Carlos II la deuda fue uno de los factores, pero un factor decisivo.

La deuda española del siglo XVII se estuvo pagando hasta bien entrado el siglo XIX, doscientos años después de perdedidos los intereses que motivaron el gasto seguiamos pagándolo junto a los desorbitados intereses.

La deuda es una losa insufrible en el cuello de cualquier nación, solo es asumible una deuda pública por dos circunstancias, como inversión y como desesperado argumento de salvación nacional in extremis. Nada más, el derroche político no es ninguna de esas dos situaciones, es permitir que un político elegido por una parte de nosotros obligue a pagar sus caprichos a futuras generaciones que ni siquiera han tenido el derecho de votar a favor o en contra, es un robo y siguiendo la doctrina de Juan de Mariana es motivo suficiente para el regicidio xDDD.

Yo en plena pretemporada sigo pensando que Raul debe ser destruido.