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Valoración del reinado de Felipe IV (I)

martes, 3 de febrero de 2009

Posiblemente sea el rey más controvertido de la historia de España. Durante mucho tiempo se le ha considerado como uno de los austrias menores, miembro de una España ya en decadencia y poco menos que insignificante. Unido a esta errónea interpretación histórica, tan falaz como arraigada en el ánimo popular de que después de Felipe II ya no queda grandeza, nos encontramos el mito de su absoluta pereza, ausencia de voluntad y poco menos que se nos presenta un rey carente de virtudes, casi atontado, un anticipo de su hijo Carlos II. Nada más falso.

Felipe IV recibió una España o unas Españas de su padre Felipe III con reales problemas estructurales, pero con un prestigio interior y exterior que hacia que las principales cabezas de la monarquía no concibiesen un estatus internacional en el que su majestad católica no estuviese un escalón por encima de las demás. En el exterior España era vista como una potencia por todos los demás al punto de que se hablaba de una conspiración española para la dominación mundial. El mundo posiblemente temió más que nunca el poder español al comienzo del reinado del rey planeta.

Tras el reinado de Felipe II repleto de importantes intervenciones pero con un resultado ciertamente inconcluso el prestigio militar de las Españas estaba en todo lo alto, sin embargo los frentes externos no habían sido resueltos y en el plano interior la rebelión de las provincias unidas había logrado consolidarse mientras los problemas económicos de la monarquía comenzaban a ser asfixiantes.

El reinado de Felipe III trajo una paz necesaria pero mal aprovechada para el lucro de la elite dirigente y no para el robustecimiento de la monarquía. Sin embargo una época de paz entre dos grandes periodos bélicos propició la magnificación de los éxitos militares hispánicos y un papel de cierta preponderancia internacional.

Esto que podría haber sido sin duda un factor de prestigio internacional, fue utilizado con habilidad por los enemigos de la monarquía, esencialmente las provincias unidas para tejer una extensa red de alianzas antiespañolas.

No se podría entender la figura del rey poeta sin la presencia del Conde de Olivares y duque de San Lucar la mayor. Un auténtico titán que sostuvo como pudo una monarquía cercada por los enemigos y el infortunio, pero eso trataremos que sea tema de otra entrada.

Los cambios en la política pacifista europea vinieron acompañados de un cambio generacional entre los monarcas europeos. La batalla definitiva por la religión se daría ahora.

La monarquía católica tratará con todas sus fuerzas (y aun eran muchas y más en brazos de Olivares) de sostener la causa de trento en Europa y en varias ocasiones estará a punto de conseguirlo, sin embargo finalmente la pax hispánica no pudo imponerse. Westfalia y Pirineos son dos paces desfavorables a las Españas, si bien no suponen su derrota total, ponen las bases de la decadencia de la monarquía.

Así pues la España de Felipe IV no puede ser en modo alguno considerada como menor o decadente, fue una nación capaz de sostener una batalla continuada en varios frentes durante más de 40 años. Una guerra que comenzó para imponer su pax y en la que terminó combatiendo por su propia supervivencia.

El esfuerzo ingente que se precisó para lograr mantener la mayor parte del territorio de la monarquía en una guerra contra diversas facciones del imperio, holandeses, franceses, ingleses, suecos o daneses, sin olvidar las complicaciones italianas y las revoluciones internas, no puede minusvalorarse. Las figuras políticas y militares del momento son del primer orden de nuestra historia y vienen mereciendo un lugar mejor en la historiografía, que les ha castigado con excesivo rigor y falsariamente debido a sus derrotas.

Además el cuarto felipe construyó a su alrededor toda una corte de intelectuales y artistas, convirtiéndose en un gran mecenas, en medio de una corte derrochadora que se ahogaba en apariencias. Culturalmente fue un periodo riquisimo, en todos los niveles.

En cuanto al peso de sus intentos de reformas internas no cabe duda de la envergadura de las mismas, el fracaso de ellas fue en no poca manera causa del desastre de la monarquía.

El intento desesperado de esta monarquía de combatir en todos los ámbitos externos es un ejemplo de lo que sucedió en todos los factores del reinado, se trató de combatir en todos los frentes al mismo tiempo, no por capricho, sino por necesidad.

La lucha desesperada por la supervivencia marcó las condiciones de la partida y determinó el resultado de la misma. Gracias a los esfuerzos de la clase dirigente de la monarquía, muy especialmente el conde-duque, se logró superar el trance con vida, que si bien quedaba lejos del objetivo inicial de la pax hispánica y la reforma interior, fue en buena medida un resultado más que aceptable.

2 comentarios:

Javi dijo...

Qué instructiva entrada, Duce :-D

"Leed -dijo el Timonel Cayo Lara- porque necesitaremos de toda vuestro conocimiento" XD

4 de febrero de 2009, 4:10
Darío Dossoles dijo...

jajja gracias, creo que comenzaré una saga sobre la época xD

4 de febrero de 2009, 4:32

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